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Los estibadores bloquean con éxito un envío de armas a Israel

Los estibadores franceses e italianos se unen en la resistencia práctica al genocidio israelí en Gaza

El jueves 5 de junio, los trabajadores del puerto de Marsella, sindicalizados por la CGT y apoyados por un colectivo solidario, rechazaron con éxito el embarque de tres contenedores llenos de material militar que debían ser cargados en el buque Contship Era, fletado por la compañía naviera israelí ZIM. 

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La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco)

No deja de sorprenderme la facilidad e inconsciencia con la que nos entregamos a todo aquello que tiene que ver con lo digital, lo cibernético, lo algorítmico en cualquiera de sus modalidades. En este caso, estamos ante un libro en el que Miguel Benasayag y Ariel Pennisi dialogan sobre la Inteligencia Artificial (IA)1.

Ahí van algunas notas sobre el libro que me parecen lo suficientemente motivadoras como para generar interés por el libro y por la reflexión sobre cómo afrontar los cambios que supone la IA en las luchas y las resistencias que debemos impulsar si no queremos acabar como zombis siervos de las máquinas.

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Miedos y temores, con razón o sin ella

Me cuentan que Rusia se vio obligada (1) a invadir Ucrania, ante la agresión de la OTAN que se expandía hasta sus fronteras, y me vienen a decir que la OTAN y sus aliados, planeaban una agresión a gran escala contra la Federación Rusa, y Rusia tuvo que defenderse. Y ante esto yo pensé… ¿Es posible una guerra napoleónica, teniendo en cuenta que la Federación Rusa posee el arsenal de armas nucleares estratégicas y tácticas más grande del mundo?

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Apropiaciones indebidas

Los primeros usos en castellano de la palabra libertario como sinónimo de anarquista pueden rastrearse en la prensa peninsular de la última década del siglo XIX. El 20 de marzo de 1892, La Correspondencia de España publicó una nota firmada por R. Blasco y titulada «Conversación con un anarquista» en la que se mencionaba una agrupación parisina llamada «los Libertarios». Es muy posible que existan apariciones anteriores en periódicos o, quizás, en traducciones. Al parecer, el primer diccionario en castellano que consigna el término es el Nuevo diccionario enciclopédico ilustrado de la lengua castellana de Miguel de Toro y Gómez, publicado en 1901: «Libertario: Partidario de la libertad absoluta, anarquista».

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Creyentes, agnósticos y… ¡lúcidos ateos!

Ya he dicho en otras ocasiones que, de (muy) joven, pecados de juventud, fui un fervoroso creyente político. No en el sentido estrictamente religioso, pero viene a ser una cosa muy parecida para el asunto que nos ocupa. En mi caso concreto, terriblemente escorado a la izquierda en mis años mozos, la creencia consistía en confiar en el sistema electoral para cambiar las cosas (a mejor, se entiende). Tengo que decir, dejando a un lado todo asomo de modestia, que ello no me hizo caer en ninguna suerte de papanatismo, ni abrazar dogma alguno (cosas, con frecuencia, sumamente equiparables). A pesar de eso, como a todo creyente de cualquier pelaje y nivel, me otorgaba una dosis nada desdeñable de tranquilidad existencial, que ahora ni tengo ni busco. La cuestión es que, con los años, mi ateísmo político se ha ido incrementando sin que, y aquí es donde empiezo a hablar un idioma desconocido para gran parte del personal, me haya convertido en una especie de pasota ni en un sinvergüenza (al menos, no para una determinada visión de las cosas alejada de la reacción). En lugar de este último y despectivo apelativo, iba a emplear el de «cínico» en su acepción más vulgar, pero tengamos un respeto por esta escuela de filósofos, nada carentes de vergüenza en el peor sentido, y sí excéntricos y escépticos sobre las convenciones sociales. Sí, también soy orgullosamente cínico en ese sentido.

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Imaginarios en disputa. De superhéroes, Milei y El Eternauta

En los últimos años hemos asistido a un auténtico boom de los superhéroes, que se ha traducido sobre todo en el estreno constante de taquillazos cinematográficos, pero también en la proliferación de series, videojuegos, y la plaga omnipresente del merchandising. Es probable, sin embargo, que el éxito en taquillas no sea proporcional a su verdadera repercusión social, mucho más modesta en la actualidad que aquella de la que gozaron los héroes de tebeo en otros momentos históricos. A menos que tomemos en consideración la influencia que los superhéroes ejercen sobre ciertos tecnomagnates con delirios de grandeza, que dicen sentirse inspirados por personajes del universo de las capas y los antifaces. Cualquiera que sea el caso, resulta evidente que esta nueva fiebre superheroica cabalga sobre los productos audiovisuales, especialmente en aquellos provenientes de las casas editoriales Marvel y DC comics, que por un lado siguen explotando hasta la extenuación a las franquicias insignia de sus respectivos universos, y por el otro han sabido exhumar personajes de segunda línea que parecían condenados al olvido universal.

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El anarcosindicalismo frente a los malos tiempos

Ha llegado pues el momento de concretar y definir el sindicalismo
de nuestro tiempo situándolo en la posición exacta que le
corresponde frente a su adversario el capitalismo.”
Pierre Besnard, Los sindicatos obreros y la revolución social, 1930.

Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, el anarcosindicalismo era poco menos que una reliquia histórica, testimonio de los mejores días de un proletariado orgulloso y ajeno a la normativa de la sociedad capitalista. Su reaparición en el Estado español durante los pasados años setenta fue consecuencia del desarrollo durante el tardofranquismo de un movimiento obrero autónomo, que se organizaba en asambleas, nombraba delegados con mandato imperativo y empleaba piquetes para informar y defenderse. Ignorando toda la legislación antilaboral de la dictadura, ejercía sus derechos mediante la acción directa, la ocupación de fábricas, los piquetes de extensión y la huelga salvaje. A pesar de todo, la contraofensiva conjunta del Estado, los partidos políticos y el empresariado, mediante elecciones sindicales, logró imponer un nuevo sindicalismo de concertación vertical que heredó tanto las estructuras laboralistas del franquismo, como su función neutralizadora e inmovilista. Precisamente, con el fin de evitar que las centrales burocráticas legalizadas, apoyadas por la patronal y los partidos, acapararan y usurparan la representación de la clase obrera, la mayoría del movimiento asambleario se organizó en sindicatos independientes, parte de los cuales adoptaron las tácticas y los fines de la ideología anarcosindicalista. Las causas del fracaso de esta jugada estratégica habría que buscarlas en el trabajo de zapa de las susodichas centrales, en la reconstrucción fallida de la CNT y, sobre todo, en el propio proletariado.

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Editorial de Redes Libertarias núm.3

En esta época posmoderna de individualismo y cambios, de caos sobrevenido, de aparente desorden mundial, de desmoronamiento de la verdad y los valores universales absolutos, ya no es ninguna novedad que la democracia parlamentaria esté degenerando hasta el extremo de dejar paso a que en este primer tercio del siglo XXI la autocracia gobierne en algunos de los países más desarrollados del mundo. Quizá más exactamente, la autocracia de los plutócratas. Milmillonarios que se nos presentan como libertadores y que rápidamente muestran su verdadera cara autoritaria y despiadada.

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Como resolvía la Revolución el tema de los menores no acompañados

LA REVOLUCIÓN QUE SE PUSO EN MARCHA a partir del 19 de julio de 1936 atendió muchas necesidades poco conocidas y que forman parte de lo que hoy denominamos «cuidados» colectivos.

Tiempo habrá para hablar de las colonias que la CNT-FAI y Mujeres Libres pusieron en marcha y lo que estas colonias supusieron desde el punto de vista revolucionario. Cuando se afirma que otros mundos son posibles, lo son porque lo fueron y, además, en plena Guerra Civil, es decir, en las peores condiciones posibles.

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La gestión de las catástrofes y la posibilidad autogestionaria

Recientemente, ha habido una huelga general en el País Valenciano, comunidad regional de este indescriptible Reino de España, que se ha descrito como convocada específicamente «contra Mazón». Y es posible que así sea. No obstante, los libertarios por lo general, aunque se hayan sumido a la jornada, de manera lógica trataron de incluir su mensaje en pro de la autogestión. Desconozco si con otro tipo de administración gobernando la comunidad (un pequeño Estado, al fin y al cabo) la cosa hubiera sido muy diferente, y es cierto que la actitud del todavía presidente comunitario fue repulsiva e irresponsable antes y durante la catástrofe. Ignoro también el grado de responsabilidad en la gestión que pudo tener la administración central de este inefable país (el Estado, vamos), que alguna seguro que tiene. Sea como fuere, ante el desastre de la gestión central y jerarquizada, yo insistiría en la posibilidad autogestionaria frente a cualquier sospecha de, meramente, ser contra un gobierno en concreto (o, aún peor, contra un fulano en concreto, como si quitando un gobernante y poniendo a otro se solucionaran todo los males). Resulta comprensible la indignación ante actitud chulesca y manifiestamente autoritaria de algunos gobernantes, especialmente de la derecha, pero los males del sistema no se reducen a ellos, a pulir un poco las formas para que todo luego, más o menos, siga igual.

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