Lo que se dio en llamar memoria histórica en este inefable país, para tratar de paliar la profunda injusticia que supuso la victoria del fascismo, ha sufrido numerosas carencias y no pocas mutaciones. Así, hoy se alude a la «memoria democrática» y mañana no sabemos muy bien cómo se dará en denominar. La distorsión es tal que lo que nació, más por impulso de la sociedad civil que por iniciativa institucional, para hacer justicia sobre el golpe de Estado del 36, la represión consecuente y la cruenta dictadura posterior, ahora se ha querido extender en algunos casos unos cuantos años atrás e incluir los episodios represivos producidos también en la Segunda República. No seré yo quien se oponga a recordar los desmanes de cualquier forma de Estado, pero la llamada memoria histórica era un concepto mucho más concreto y todo esto solo recubre el problema de ambigüedad moral y sirve para que inicuos reaccionarios se aprovechen de ello para seguir arrojando su inmundicia sobre lo ocurrido en el pasado. Desgraciadamente, la propaganda masiva durante tantas décadas ha ido calando en gran parte de la sociedad y, los que no abrazan directamente el discurso reaccionario, ignoran sin más la historia o, directamente, de la manera más botarate y moralmente perezosa, equiparan a unos y otros.
Seguir leyendo Casas Viejas, historia y memoriaArchivo de la categoría: Opinión
¿Es peligrosa la Inteligencia Artificial?
No pasa día sin que alguien o algo me dé un susto de esos de andar por casa, preocupado regando las macetas. No hay suficiente con el cambio climático, el agotamiento de acuíferos, el fin del petróleo, la crisis financiera… Estos días están liados con otra paranoia: la de la Inteligencia Artificial (IA) y sus peligros.
Seguir leyendo ¿Es peligrosa la Inteligencia Artificial?Transiciones y transacciones
No paro de escuchar, entre el vulgo, que hay que enterrar el pasado. Nunca mejor dicho, ya que continúan multitud de asesinados por el franquismo bajo las cunetas y sin una reparación histórica decente. No puede entenderse la historia de este inefable país, ni su presente, sin condenar tajantemente el golpe fascista del 36, entendiendo la guerra que desencadenó como fundamentalmente entre clases, y la posterior dictadura criminal de cuatro décadas. Tras la muerte del dictador, en la cama, se nos ha estado insistiendo en un cuento edulcorado sobre la posterior transición a esto que denominan democracia. Urge, por supuesto, la deconstrucción de ese relato según el cual unos prohombres, de izquierdas y de derechas, decidieron otorgar la «libertad» al pueblo español sin que este hiciera mucho por merecerla. En primer lugar, uno de los factores que se suelen pasar por alto es la profunda depresión económica provocada por la inutilidad de los últimos gobiernos del franquismo, en un contexto de crisis internacional por el alza de los precios del petróleo, en un clima de lucha obrera ante la perspectiva de un posible cambio político. No puede entenderse el proceso sin ese factor de combatividad de los trabajadores, por lo que el franquismo necesitaba anularlo para salvar todo lo posible sus privilegios, producirse cierto maquillaje político y que hubiera una continuidad económica.
Seguir leyendo Transiciones y transaccionesUn primero de mayo colaborativo en 2023
Este uno de mayo, como es mi costumbre, acudí a la manifestación convocada por los sindicatos que me son más afines. Iban en la marcha diversas organizaciones como el SAT, la CGT, USTEA, CoBas y claro que sí, la CNT. No me fijé si había alguno más y que me perdonen si no les nombro. También marcharon diversas asociaciones políticas: una representación de Podemos, que estuvo bastante discreta, una bandera republicana, algún partido trotskista, los estalinistas… En fin. El paseo fue agradable, con un solecito de unos treinta grados o poco más, y finalizó con la lectura de un manifiesto unitario.
Seguir leyendo Un primero de mayo colaborativo en 2023Más medios
Tengo un amigo que, a propósito de no me acuerdo muy bien qué información proveniente de aquel podcast de La Base, hoy reconvertido en canal audiovisual, me recriminó escuchar a Pablo Iglesias, ya que considera que es lo mismo que dar algo de crédito a nada menos que el inefable e inicuo (y algún que otro apelativo con el prefijo ‘in’) Federico Jiménez Losantos. Bien, mi lúcida línea de argumentación, para refutar dicha aseveración, comienza por espetar con energía que no se trata, tanto, de lo que leas, escuches o consumas, sino del pensamiento crítico, profundización y sesudas reflexiones, como es mi caso, que apliques a lo recibido. Que gran parte del vulgo reciba de manera acrítica la información, queriendo confirmar ya sus prejuicios más elementales junto una perezosa y deshonesta actitud de no contrastar lo más mínimo, no me responsabiliza a mí de querer echar un vistazo a según qué medios de manera permanentemente crítica. De hecho, y aunque es cierto que tampoco hay que perder gran parte de nuestro preciado tiempo en según qué cosas, considero que es bueno poner el ojo en el (lamentable) panorama mediático actual con el objetivo, precisamente, de denunciar una situación y tratar de presentar algún acercamiento a esto tan confuso y abstracto que es la ‘verdad’. Bien es cierto que no poseemos la capacidad infinita de profundizar en todas y cada una de las informaciones recibidas, por lo que hay tirar no pocas veces de los llamados atajos cognitivos, pero bueno es ser consciente de ello sea cual sea el medio de que hablemos y, si es necesario, suspender el juicio (que no es lo mismo que equiparar cualquier basura informativa).
Seguir leyendo Más mediosAgresiones policiales (valga el pleonasmo)
Hace escasos días, en el madrileño barrio de Lavapiés se produjeron unos hechos, que muestran la inmundicia del sistema «democrático» y «liberal» que sufrimos. Una grabación, por parte de un vecino, nos muestra a, al menos, una decena de policías deteniendo violentamente a dos personas de piel oscura. Todo ello, claro, llama la atención de un nutrido grupo de viandantes, algunos de la cuales increpan a la pasma por sus excesos cercanos a la brutalidad. Se ve a un hombre de sienes plateadas, más tarde sabremos que de la edad de 75 años, se acerca a la policía, presumiblemente para interesarse por los detenidos, ya que uno de ellos está aplastado contra el suelo con varios uniformados conteniendo su cuerpo. Sin que se sepa exactamente qué ocurre a continuación, ya que existe una pequeña laguna en la grabación, lo que se ve en el siguiente tramo es que tres tipos armados, jóvenes y fornidos, empujan a un anciano hasta tumbarle sobre el asfalto para acabar, exactamente, reducido como el otro detenido. Es posible que las imágenes puedan impresionar e indignar al más pintado, pensando que son más propias de Estados Unidos que del inefable Reino de España, pero conviene mantener la mente fría; aunque pueda hablarse de brutalidad policial, creo que es en realidad un ejemplo del día a día de la fuerzas armadas del Estado. Al contrario de lo que suele pensarse, la policía no está principalmente para combatir el crimen (habría que preguntarse entonces qué delitos y de qué clase social), sino para mantener el orden; un orden estatal y capitalista, por supuesto, por muy «liberal» y «democrático» que se presente, vertical, jerarquizado, clasista y con evidentes privilegios para una minoría.
Seguir leyendo Agresiones policiales (valga el pleonasmo)Decrecimiento Controlado sin Colapso Sistémico
Hace unos días leía un artículo de alguien en las redes del Colapso Energético. El autor o autora (en el anonimato) manifestaba que era ingeniero, y que por su oficio y experiencia, podía prever una serie de acontecimientos ineluctables: agotamiento de energía, metales raros, agua escasa, problemas financieros de inflación, encarecimiento de todo, crisis económica, desabastecimiento… Se resumía el panorama en lo siguiente:
Algo muy gordo y muy chungo, va a pasar.
¿Naturaleza humana?
Aunque no lo parezca, el que suscribe, a infinitas millas de la falsa modestia, suele darle al coco de manera notable y tiene notables inquietudes intelectuales, que para sí quisiera tanto botarate verborreico del mundo académico y/o mediático. De esa manera, a uno se le llevan los demonios cuando a estas alturas todavía se fomenta el debate acerca de si el homo sapiens es por naturaleza bondadoso o, por el contrario, es un cabrón de mucho cuidado. Traducido a la filosofía más elemental, viene a ser el antagonismo entre la visión de Rousseau, según el cual hubo una especie de estado pacífico e igualitario, antes del advenimiento de la sociedad política y la propiedad privada, y la de Hobbes, para el que vendría a ser todo lo contrario al estar en lucha todos contra todos y necesitar de una autoridad coercitiva para ponernos en nuestro sitio. Sea como fuere, el resultado viene a ser muy parecido en ambos casos, ya que se trata del muy peculiar mito del llamado contrato social, según el cual unos humanos primigenios habrían decidido fundar la comunidad política (léase, cualquier forma de poder coactivo en forma de alguna forma de Estado) para dar lugar a la civilización esta que sufrimos. Espero haber hecho bien los deberes sobre teoría política, pero vayamos más con la práctica. El llamado contractualismo se basa en lo explicado, un pacto original para justificar el Estado; esto, que resulta francamente cuestionable, podría ser más o menos admisible si uno durante su corta existencia podría decidir sobre el mundo político en el que quiere participar. ¿Alguien recuerda haber participado, y no me refiero a meter un papelito en una urna para elegir el color de los que mandan, en alguna suerte de contrato para decidir sobre el mundo político a instituir? Yo, tampoco.
Seguir leyendo ¿Naturaleza humana?El pragmático y rebelde abstencionismo
Personas de mi entorno, más o menos afectivo, tan cándidas como bienintencionadas, me afean mi permanente crítica, bien aderezada de sano sarcasmo, a la izquierda parlamentaria de intenciones supuestamente transformadoras. Ya adelanto que la lúcida columna de hoy no va a ser, ni por asomo, nada parecido a una retractación. ¡Ni un paso atrás en mi nihilismo ácrata! Retórica y bromas aparte, y sin condescendencia alguna, una parte de mí, insondable si se quiere, comprende a este gente que sigue confiando de manera pertinaz en la llamada democracia representativa para tratar de cambiar, aunque sea un poquito, las cosas. De hecho, incluso yo, en cierta jornada electoral tuve la tentación de introducir una papeleta en la urna, aunque no tanto por confiar en político profesional alguno, sino simplemente por ver qué se sentía. ¡En la vida hay que probar cosas diferentes! En cualquier caso, que cada uno se responsabilice de sus motivos, pero lo que me cansa hasta el hastío son las razones esgrimidas para reprenderme cuando ejerzo la abstención, esa que denominan activa, de manera noble y perspicaz. El tipo humano minoritario que suele hacerme la crítica es el que considera, simplemente, que hay que votar como participación política del sistema en que vivimos, único y verdadero, y que, de no hacerlo, no puedes luego protestar ni exigir.
Seguir leyendo El pragmático y rebelde abstencionismoDe Madrid al infierno
El dicho poético “de Madrid al cielo” tiene un origen incierto y difuso. Hay diferentes ideas entre las cuales parece enraizar esta prosaica expresión clerical, aunque para algunos la que más peso pueda adquirir al parecer es la que se asienta sobre unos versos de Quiñones de Benavente. Pero no investigaremos aquí cuál es su génesis, más bien su contrario, desbrozaremos muy someramente porqué Madrid no conduce al cielo, sino al infierno.
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