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Comunicado de apoyo a Ruymán Rodríguez

El próximo 24 de marzo la ejemplar democracia española celebrará una nueva farsa, un juicio por otro montaje policial y judicial que sólo busca esconder otro caso de torturas por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La fiscalía pide 1 año y 6 meses de cárcel, además de 770 euros de multa, a nuestro compañero Ruymán Rodríguez por supuestamente haber dado una patada a un guardia civil en el cuartelillo donde se le retenía y torturaba después de una detención ilegal.

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Un juicio

En unas semanas seré enjuiciado y también, indudablemente, condenado. Se me acusa de un delito de «atentado a la autoridad» (poético, para un anarquista) y se me pide un mínimo de 1 año y 6 meses de prisión y 770 pavos de multa. Todo esto por supuestamente haber dado en 2015 una patada a un guardia civil en el cuartelillo donde se me retenía y torturaba con la finalidad de intimidarme y desestabilizar el proyecto autogestionario de vivienda de la Comunidad «La Esperanza», ubicada en el municipio grancanario de Guía.

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Radio Almaina, La Onda Invisible de Granada

RadioAlmaina, La Onda Invisible de Granada, es una radio libre o emisora autónoma que no depende de ninguna empresa, subvención pública o ideología, sino que funciona y elabora sus parrillas de programación colectivamente en asamblea, y se abre a movimientos sociales, a iniciativas culturales críticas y a toda inquietud que transite sobre el adoquinado de Granada.

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Trilogía egoísta, de Antonio Altarriba y Keko, ¡¡¡magnífica!!!

Antonio Altarriba no debería necesitar presentación, ya dediqué una reseña a su estupenda “El arte de volar”, dedicada a su padre, díptico que completó más tarde con “El ala rota”, dedicada a su madre. Voy a reseñar ahora su trilogía, creo que etiquetado como “egoísta”, que pienso que no puede dejar indiferente a nadie y creo que, más bien, impresionará a la mayoría. El dibujo de los tres volúmenes corresponde al veterano Keko, seudónimo de José Antonio Godoy Cazorla, que me parece también muy notable, acorde con la atmósfera y el universo que Altarriba ha querido crear.

Nadie es responsable de esto en sociedades donde impera la corrección política, la permanente necesidad de autoestima y filosofías positivas de lo más detestables. Este es el contexto donde Altarriba, en “Yo, asesino”, nos muestra que el asesino en serie, que tanto prolifera en la ficción contemporánea, es un síntoma de la falta de interés por profundizar en los mecanismos del mal, de tantos males presentes en la sociedad, y en nuestra propia responsabildad e implicación en ello.

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Violencia para dar y tomar

Las manifestaciones de las últimas semanas en defensa de la libertad de expresión siguen trayendo cola y de qué manera. Por cierto, en más de una ocasión se ha visto publicado que dichas protestas era en defensa de Pablo Hasél y llegué a leer a un fulano en su legítimo derecho de expresión, lo cual no está reñido con la más flagrante estolidez, iba más allá y aseguraba que se producían «en defensa de su líder». Como el nivel es bastante preescolar, tendremos que aclarar una vez más que muchas personas pensamos que, incluso los botarates o los borricos (o ambas condiciones, que a menudo coinciden), tienen derecho a decir lo que piensan. Es más, me congratula saber que numerosos colectivos han defendido los derechos y libertades del inefable rapero, pero al mismo tiempo han criticado sus posicionamientos machistas y abiertamente autoritarios. Yo añadiré que, lo mismo que defiendo su libre expresión, no simpatizo en lo más mínimo con la ideología de Hasél y que algunas de sus frases, en letras de canciones o en tuits, me causan repulsión. Por otra parte, es indiferente para el caso si el tipo tiene o no talento literario-musical, algo que comprende cualquiera con un mínimo de intelecto, que claramente no es el caso de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

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8M pandémico y polémico

Sin duda alguna el 8M de 2021 será una jornada diferente a la de los últimos años. Por lo menos dos circunstancias nos hacen prever que será así. En primer lugar será imposible que haya manifestaciones multitudinarias debido a la pandemia que pone limitaciones a grandes concentraciones de personas. La situación de crisis económica que ha desencadenado la emergencia sanitaria hará difícil que la palabra «huelga» se pueda conjugar con cierta solvencia.

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El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974)

Reseñamos este libro, por un lado para comprender la oposición libertaria a la cruel Dictadura de Franco en los años 60 y 70, por otro, para aprender de la historia sobre posibles tácticas y estrategias transformadoras, en las que el anarquismo debe tener mucho que decir, huyendo de toda tentativa dogmática e inmovilista.

El fin de la Segunda Guerra Mundial, todavía con la esperanza de una intervención de las potencias occidentales para acabar con la Dictadura franquista, llevó a las organizaciones clásicas del anarquismo a cierta espera e inmovilismo renunciando a la acción revolucionaria.  La situación parecía que iba a ser muy diferente con el Congreso de la CNT en Limoges, en 1961, que supondrá la reunificación de la CNT. Como Luis Andrés Edo aclara en el prólogo, la base de este libro está en un Dictamen elaborado en dicho Congreso, que promulga la creación de un organismo conspirativo que iba a recibir el nombre de Defensa Interior (D-I); se pretendía romper con el inmovilismo y fomentar la acción directa radical contra la Dictadura de Franco.

 

Este Dictamen contemplaba la participación, no solo de la Confederación Nacional del Trabajo, también de la Federación Anarquista Ibérica y de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. En el Congreso de CNT de 1963, en Toulouse, se inicia un proceso orgánico de disolución del D-I, que culminará dos años más tarde en el Congreso de Montpellier. Se denuncia que este proceso «oficial» de disolución del D-I, que no aceptará la FIJL, y continuará respaldado además por sectores de base de la CNT, iniciado además después de un momento clave como es la ejecución de Granado y Delgado, crea una falsa polémica sobre la «ilegalidad orgánica» de la organización de Defensa Interior. Sea como fuere, estamos hablando del testimonio clave de dos personas, protagonistas históricos, firmantes de un libro, que ya conoció una primera edición en 1975.

El Movimiento Libertario sufrió en España, tras la Guerra Civil, una ruptura generacional provocada por la cruel represión y por el forzado exilio de cientos de miles de militantes; a ello se une el trágico suceso de la Segunda Guerra Mundial, que supondrá la muerte de unos cien millones de personas. El anarquismo necesitaría, ya en la segunda mitad del siglo XX, una reactualización urgente. El contexto será, en los años 50, el del nacimiento de la Guerra Fría con el temor constante de un tercer conflicto mundial; ese miedo llevará al paralizamiento de la actividad política y sindical de los partidos y organizaciones clásicos produciéndose un profundo inmovilismo, ello a pesar de que continúen produciéndose situaciones conflictivas cuyos protagonistas serán ya otros.

Este inmolivismo tendrá una especie de «mar de fondo» en Occidente protagonizado por una juventud de diferente calado ideológico (marxistas, comunistas, cristianos…); el anarquismo, como no podía ser de otra manera, también será protagonista en gran medida a través de la la llamada Internacional Situacionista. Sin embargo, habría una organización española en el exilio, la FIJL, que no romperá con la estructura del movimiento clásico, pero sí con su estrategia inmovilizadora. Será la FIJL, siempre dispuesta a colaborar en acciones radicales contra la Dictadura, la que promueva la creación de ese organismo conspirativo que recibirá el nombre de Defensa Interior. Del seno de la FIJL nacerá el Grupo Primero de Mayo que, con el apoyo de algunas figuras experimentadas en el movimiento libertario, llevarán el anarquismo a las luchas obreras y estudiantiles producidas en el país.

El discurso central del libro es que la D-I supondrá, no solo una ruptura con el inmovilismo imperante en la organizaciones clásicas, también una impugnación ideológica a cualquier forma de dogmatismo que pudiera producirse en el movimiento anarquista; por supuesto, es un antidogmatismo que no adopta la forma de ningún tipo de posibilismo, sino la acción directa y radical contra el autoritarismo de la Dictadura y del capitalismo. No se trataba de entronizar la violencia, es más, se otorgó dignidad a las actividades al no producir ni una sola víctima mortal. Los autores del libro consideran que ha faltado objetividad crítica sobre la actividad del activismo anarquista, en los años que abarca la obra. Esa impugnación que un movimiento anarquista renovado, gracias en gran medida al ímpetu de la juventud, realiza al enclaustramiento de gran parte de las organizaciones clásicas supuso un cambio notable en los planteamientos y estrategias de las diversas corrientes revolucionarias.

Ese activismo anarquista contra la dictadura, en los años 60 y 70, recibirá a su vez la influencia de otros grupos revolucionarios surgidos en Occidente, poniendo así evidencia la crueldad de la Dictadura franquista aliada con las democracias occidentales. Si en América Latina ya estaba pronunciándose una juventud rebelde en los años 60 cuya máxima era «La revolución es obra de todos los revolucionarios», será la condición indudablemente antiautoritaria de Mayo del 68 junto al activismo revolucionario anarquista en Europa la que lleve la situación a su máximo apogeo. El fracaso de todas estas tentativas revolucionarias, resultado de diversos factores, es digno de análisis; el orden autoritario irá perfeccionando sus formas de manipulación y su nivel de eficacia. Para el futuro, quedará la estrategia anarquista de adecuación de medios a fines bien lejos de ese «terrorismo» de quienes tienen como objetivo conquistar el poder y no tardan en convertirse ellos mismos en represores.

Hoy, bien entrado el siglo XXI, cuando el orden autoritario adopta forma más sutiles y perfeccionadas, pero no menos alienantes, irracionales y también violentas, es más necesaria que nunca una nueva renovación de las tácticas y acciones verdaderamente transformadoras en el movimiento anarquista. Al margen de la forma que adopte ese movimiento, hoy sin una gran organización de masas, no cabe duda del importante legado de unas ideas libertarias que han impregnado la acción auténticamente revolucionaria de las últimas décadas: crítica a la familia, a la escuela, a la empresa capitalista, al Estado; negación de todo paternalismo, de la burocracia, el nacionalismo o el militarismo; reclamación de espacios autogestionarios, profundización democrática, solidaridad comunitaria…

Octavio Alberola y Ariane Gransac terminan su libro a mediados de los años 70, en un momento en que el orden autoritario tenía dos caras, la liberal y la dictatorial; la tesis de su obra es que lo que condujo, en cierta medida, a una sociedad más libre e igualitaria no fue una izquierda tradicional subordinada al juego político, finalmente en España integrada en el sistema dentro de esa farsa que fue la Transición democrática, sino la actividad revolucionaria de una juventud decididamente revolucionaria y antidogmática. La revolución auténticamente emancipadora, aquella que elimine la alienación y la explotación, y funde una sociedad libre y fraterna, es un objetivo por el que los anarquistas en el siglo XXI deben trabajar, influyendo en los movimientos sociales y en el conjunto de la sociedad, huyendo de nuevo de todo sectarismo.

En palabras de los propios Gransac y Alberola como colofón a su libro:

Para los anarquistas, lo esencial no es reconquistar un lugar entre las organizaciones sindicales o los movimientos políticos, sino reforzar y radicalizar todas las formas de «contestación» antijerárquica y de afirmación de la solidaridad revolucionaria en el seno de las sociedades en que viven y en el mundo.

Esa es la lección que hemos aprendido a lo largo de este testimonio.

Capi Vidal

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ACRACIA ANARQUISMO NIHILISMO

Sobre la violencia y lo libertario

Una amiga me advierte hoy sobre un artículo en el muy progresista diario El País con el peculiar titulo «La tentación libertaria en la sociedad digital». Por un momento, pienso que se trata de una nueva apropiación, por parte de esos ultraliberales, parte de la derecha más insolidaria, del término «libertario». No haría falta aclarar, para cualquiera con un poco de conocimiento, que en este bendito país «libertario» es y debe ser sinónimo de «anarquista». El caso es que los tiros no iban por donde yo pensaba. El texto de marras viene firmado por un tipo que fue ministro en algún gobierno de Felipe González con algún pomposo título en derecho administrativo (o algo así). Son varios los reproches que le haría, en fondo y forma, pero lo más cabreante es el uso abiertamente despectivo que se hace de un concepto, que quiere verse como una intolerable libertad absoluta. Debería darle vergüenza al firmante, en un país en el que el movimiento libertario fue una vez mayoría y pudo cambiar las cosas para siempre. Sobre otros aspectos del texto, vayamos por partes. El artículo viene a ser una justificación de por qué el rapero Pablo Hasél ha sido condenado y ha terminado por ingresar en prisión. No es casualidad que comience recordando las numerosas manifestaciones, «con frecuencia, violentas», que ha desencadenado la sentencia, tal vez con un deseo de vincular anarquismo con violencia. Todo un clásico.

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Navalquejigo vive. La okupación rural madrileña en peligro

En un pequeño rincón de la sierra madrileña, cercano a El Escorial, se encuentra la aldea de Navalquejigo. De origen medieval (declarada en 2006 Bien de Interés Cultural por varias construcciones que datan de los siglos XIII al XVII), sus siglos de historia estuvieron a punto de llegar a su fin cuando en 1989 fue abandonada por sus últimos habitantes, como ha ocurrido en tantísimas poblaciones serreñas del centro de la península a lo largo del siglo XX.

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Corrupción

El titulo alude, no a la corrupción moral, que ahí entramos ya en otro terreno no menos interesante, sino a la corrupción en la que pensamos todo inmediatamente al oír la palabreja. Se dice que la corrupción es un mal que afecta especialmente a las democracias, sin embargo, aunque se supone que en regímenes menos autoritarios hay mayor transparencia, yo trataría de enfocarlo como un problema de poder puro y duro. Sea democrático, o no, que parece que porque lo sea es menos perverso. En primer lugar, los poderosos ya tienen una vida de puta madre sin mucha necesidad de saltarse una ley hecha a su gusto, por lo que tiene que haber alguna explicación psicológica, que seguramente nos hará avergonzarnos de pertenecer a la especie humana, para que que quieran más y más. Por otra parte, cosas que hoy están mal vistas, aunque se sigan practicando de una u otra manera, que son las regalías a los que forman parte de una administración, no hace tanto era algo más que habitual. Yendo un paso más allá, creo que donde las cifras ya aterran es en las corruptelas producidas en la adjudicación de contratos de todo tipo, que creo que ha afectado a todos los partidos políticos que han acariciado poder. Si, en primer lugar, el problema radica en una sociedad jerquizada, hay que tener en cuenta la cantidad de asesores y picapleitos que los poderosos pueden pagarse para no ser pillados. A eso le unimos una justicia, en la que presumiremos que la mayoría de las personas no son corruptas, que tal vez es mucho presumir, de una lentitud exasperante. Va a ser entonces, digo yo, el sistema, que tiende a la corrupción y protege a los corruptos.

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Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general