Nace Redes Libertarias, colectivo que busca tejer redes de afinidad en el movimiento libertario con una revista digital y un sitio web, así como con la divulgación de otras muchas iniciativas
Somos un colectivo de afinidad que se basa en las similitudes ideológicas entre las personas que lo componemos, desde el reconocimiento de nuestras diferencias, tomando en consideración y aceptando el temperamento, las diferentes formas de sensibilidad, los diferentes rasgos de carácter y las diferentes maneras de integrarnos con las demás. La asociación basada en la afinidad debe ser el arte de despertar en cada persona la capacidad de movilizar recursos nuevos, positivos y portadores de libertad y de vida.
Mientras el personal más acomodado sigue debatiendo sobre auténticas estupideces y creyendo en no pocas necedades, hay quien sostiene que este sistema capitalista que sufrimos nos está llevando al borde del colapso. Es decir, que como se siga por este camino de enloquecido crecimiento por parte de los países desarrollados el planeta no tardará en irse al garete, sin que tenga yo la menor intención de ponerme apocalíptico y recordando que gran parte de la humanidad sigue sumida en las más tristes calamidades con causas políticas y económicas muy definidas. La reciente crisis sanitaria, en forma de pandemia, al menos, parecía ser una posible forma de que abriéramos los ojos y empezara a cambiar un poquito nuestra conducta y nuestra conciencia, pero no, solo hay que echar un vistazo a lo que tenemos alrededor de forma mayoritaria para que no tardemos en tener que enjuagarnos las lagrimas. Parecen pocos los que insisten en formas políticas y económicas más racionales y solidarias, que nos dejemos de tan demencial dinámica de consumo y que tratemos de sembrar los valores más nobles que posee esa especie llamada homo sapiens. Y esos valores existen, lo sabemos, ya que en alguna ocasión tenemos constancia de que se han asomado a las comunidades humanas. Palabra de ácrata nihilista. Y es que el concepto de «revolución», tan importante antaño, con tantas lecturas y alguna terriblemente autoritaria, hoy parece en franco declive, para bien y para mal.
El anarquismo es enemigo de todo dogma y propulsor de un auténtico pensamiento libre; por ello, está obligado a revisar y renovar sus planteamientos emancipadores, máxime en un escenario tan diferente al que vivieron los militantes clásicos.Seguir leyendo El anarquismo y la renovación de sus propuestas emancipadoras→
El grupo REDES de Cordialidad[1], cumple cinco años de existencia este 2 de noviembre de 2023. El grupo va cumpliendo años y eso es motivo de alegría, no queremos transmitir la idea de que está resultando fácil (quizás lo más complicado es estabilizar el grupo y que haya continuidad en cuanto a sus integrantes). Estos tiempos no son propicios al pensamiento, al debate y a la reflexión lenta, son más bien tiempos de rapidez, de confrontación y de pocas ideas reposadas.
Tomás Ibáñez es un veterano libertario, con infinidad de textos escritos y unos cuantos libros a sus espaldas. Entre ellos, se encuentran: Contra la dominación, que versa sobre el relativismo, un concepto que veremos que se repite en su obra, y sobre cuatro autores: Cornelius Castoriadis, Michel Foucault, Richard Rorty y Michel Serres; y Municiones para disidentes. Realidad-Verdad-Política, donde se abordan temas cruciales para la posmodernidad como, de nuevo, el relativismo enfrentado al absolutismo o el controvertido tema de qué entendemos por la realidad.
En el debate sobre la vigencia del anarquismo moderno y la adaptación de las ideas libertarias a la sociedad posmoderna, uno de los focos suele ser la cuestión de los valores universales y del relativismo cultural. Esta crítica a valores absolutos suele ir acompañada al etnocentrismo y supuesta superioridad de Occidente, que ha justificado históricamente el colonialismo y el imperialismo. ¿Qué sostiene el anarquismo sobre ello? ¿Los más bellos valores, como la libertad, la igualdad o la solidaridad, son universales?
Insistimos, desde el anarquismo, en la solidaridad como nexo social, lo que implica el ejercicio de ser libre en cada individuo y la posibilidad de que esa convivencia se produzca en paz.
Kant afirmó, ante la cuestión de si nuestros actos espontáneos y libres acaban con la destrucción de la sociedad, que el nexo social forma parte de nuestra naturaleza. De esta manera, según el filósofo alemán, el hombre avanza moralmente mediante el uso de su razón, por lo que existiría una especie de determinismo positivo hacia el perfeccionamiento. Hay que insistir en la fe de Kant en el progreso; no se habría producido un paso brusco del estado de la naturaleza al estado civil, son necesarios unos cuantos pasos previos antes de la aparición de la moralidad.
Alguien dijo, tengo que reconocer que con un tono sarcástico encomiable, algo así como que si los ateos empleamos tanto tiempo en hablar de ese ser de ficción que la historia ha llamado Dios es porque, en el fondo, somos fervorosos creyentes (no recuerdo si dijo exactamente ese adjetivo, pero lo añado yo, que tampoco estoy exento de buen humor). El caso es que, es cierto, a poco que se eche un vistazo a este lúcido blog, se verificará que no pocas veces lo he dedicado a una crítica feroz a las creencias religiosas. Luego incidiré en motivos más profundos, pero también reconozco que me inquieta sobremanera la capacidad que tiene el homo sapiens para arrodillarse ante entes sobrenaturales y generar toda una suerte de ritos disparatados alrededor. Y, efectivamente, no distingo demasiado entre religiosidad, idolatría o creencias fantásticas; creo que los que lo hacen es por intereses muy concretos de defender sus propias convicciones ultraterrenales y adornarlas con una terminología más asumible. En los orígenes de la modernidad, las filosofías críticas con la religión, entre las más radicales se encontraba la libertaria (¡santa anarquía!), observaron algo que parece muy evidente: la creencia religiosa convertía la existencia más soportable a los humildes y trasladaba un posible bienestar a una realidad sobrenatural en forma de paraíso.
La relación de Proudhon con la religión es, tal vez, algo ambigua. Parece ser que Daniel Guerin llegó a decir que el pensador francés no se liberó nunca por completo de su formación cristiana. Una obra como Proudhon y el cristianismo, de Henri de Lubac, Seguir leyendo Proudhon y la religión: Dios es el mal→
«El post-anarquismo puede ser visto, entonces, como una serie de estrategias político-éticas contra la dominación, sin garantías esencialistas y las estructuras maniqueas que condicionan y restringen al anarquismo clásico. Se podría afirmar la contingencia de los valores e identidades, incluidas las propias, y afirmar, en lugar de negar, la voluntad de poder. Sería, en otras palabras, un anarquismo sin resentimiento.» El anarquismo y la política del resentimiento, Saul Newman
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general