Vaya por delante que escribo este texto con muchas ganas, pero también con mucho cuidado. De ninguna manera querría que estas líneas se entendieran como un ejercicio de sentar cátedra, sino, más bien, como un intento de abrir interrogantes, de compartir dudas y de pensar acompañada. Ni siquiera lo que parece que afirmo de forma tajante ha de ser entendido de manera dogmática. Empleando una expresión de Antonin Artaud, ardo en preguntas. También, y antes de empezar, querría agradecerle a mi amiga Marina Acero su lectura atenta y critica de este artículo y las conversaciones a las que este tema ha dado lugar.
Redes Libertarias (RRLL): ¿Cuándo surge el ateneo Al Margen?
Ateneo al Margen (AAM): Aunque el Ateneo empieza a programar actividades abiertas al público a partir de 1986, lo cierto es que el proyecto se va materializando ya en los años previos. Como primera referencia se puede citar la realización de la Semana Cultural de CNT (cine Alameda, 1980) por un grupo de militantes anarcosindicalistas de Valencia, cuyo núcleo organizativo también estaría en el nacimiento de Radio Klara en 1982. Los impulsores de estas iniciativas toman contacto con otras personas del ámbito libertario valenciano (unas de CNT, otras no) con el propósito de fortalecer el colectivo y dotarlo de un local estable y amplio, donde se puedan desarrollar el máximo de actividades de tipo cultural y artístico, al mismo tiempo que sirva de espacio para la difusión de las ideas anarquistas.
Paul Goodman insistía en las condiciones «deshumanizadoras» de la sociedad moderna, ya que la presión social y tecnológica acaba determinando nuestra conducta; es lo que denominaba un proceso (negativo, claro está) de socialización. Si la ciencia social se ocupa de la tensión entre la condición humana y las instituciones, esforzándose por lo tanto en ser siempre práctica y política, en la sociedad ideal existirá poca ciencia social, ya que las instituciones realizarán y promoverán las facultades humanas.
Algunas fuerzas políticas siguen dando la matraca con un posible referéndum sobre la elección de un sistema monárquico u otro republicano. Por supuesto, como en toda consulta al pueblo las opciones son constreñidas, ya que se limitan a dar a elegir entre una forma de Estado u otra. Es decir, o una dominación u otra. Como uno tiene una arrogante condición ácrata y nihilista, se niega a adherirse a principio trascendente alguno. Tampoco en política, qué le vamos a hacer. Es cierto que asquea bastante este inefable país en forma de reino, y con mayor motivo si recordamos los vínculos borbónicos con la ignominia histórica. ¡Ah, la memoria histórica! Cómo pedirle a las personas que recuerden lo que ocurrió hace cien años, si no parecemos capaces de reconocer a personajes infames recientes en este país para volver a tropezar una y otra vez en la misma piedra. Hagamos, no obstante, un poco de memoria. Probablemente, si uno hubiera vivido cuando el republicanismo debió emerger en tierras hispanas, allá por el tercer tercio del siglo XIX, la cosa hubiera sido diferente. La condición verdaderamente democrática y social de aquella militancia republicana, al menos, hubiera tenido que despertar ciertas simpatías entre los libertarios. Hasta uno, escéptico y nihilista hasta los tuétanos, hubiera cedido un poquito.
«Yo digo: todas las criaturas son un ser». (Maestro Eckhart El fruto de la nada. Editorial Siruela, Madrid 1998. Sermon 5: El anillo del ser, pág. 58).
«El tiempo de la tierra desobedece al tiempo humano, derroca al tiempo muerto, que ha recorrido un camino de desgaste y muerte y ha impulsado solo páramos y podredumbres». (Mu-san Baek El tiempo humano. Editorial: Bajo la luna. Buenos Aires 2013).
Dibujo anónimo Plaza de España, Madrid
Nuestro sentido común está encriptado por el poder, embozado por milenios de un tradicional pensamiento jerárquico: ¿Por qué considerarnos superiores a los demás seres? ¿Por qué nuestra existencia se ha privilegiado jerárquicamente considerándola por encima de la de un elefante, un río, una montaña, un árbol o un edificio? Para responder a esta pregunta tendremos que acudir a la ontología, la disciplina que estudia el ente en cuanto ente, y diferenciar entre una ontología an-arquica de las que no lo son.
John Locke afirmó: “El grande y principal fin que lleva a los hombres a unirse en Estados y a ponerse bajo un gobierno es la preservación de su propiedad”. La propiedad privada, para el liberalismo, es un derecho sagrado, pero nos preguntamos si su concepción de la misma no deja de estar directamente vinculada a la desposesión de gran parte de la sociedad. De hecho, Proudhon, al que se atribuye con ¿Qué es la propiedad? (1840) haber realizado el primer estudio científico en el ámbito de la economía política, pivotará toda su obra en torno a esta pregunta. Si Locke estableció los principios del liberalismo en vincular la propiedad privada a la libertad, Proudhon quebrará el altar sobre el que se colocó ese ídolo y, como es sabido, concluirá que se trata de una apropiación indebida. Pero el filósofo francés no pretendía ser lapidario en su conclusión, ni demonizar sin más el concepto, sino profundizar en algo que consideraba contradictorio. Con su oxímoron, pretendía señalar que la propiedad es una institución que se niega a sí misma, fundada en la contradicción y símbolo de la desigualdad social y política. Gaston Leval afirmará al respecto: “Proudhon negaba el derecho romano de la propiedad, la forma que permite a unos hombres usufructuar indebidamente el trabajo ajeno. Pero la consideraba indispensable en su forma generalizada”. Eso es algo que hay que poner delante de los liberales y su sacralización del concepto de propiedad, la gran premisa moral del anarquismo es su negación de la explotación, de “usufructuar indebidamente el trabajo ajeno”, por lo que está muy claro lo que quiso señalar el francés.
Este texto surge de la reflexión impulsada por la Escuela de las periferias, un colectivo de autoformación política y discusión del centro social La Villana de Vallekas. El texto se formó en varios tiempos: primero, un debate interno entre sus participantes, de donde surgió una redacción inicial que, más adelante, fue puesta en común con las compañeras de La Villana que se sintieron apeladas por el tema. Ambos pasos suceden dentro de nuestro centro social y, por este motivo, la reflexión no hace sino recoger nuestro actuar político, nuestros conflictos, nuestros proyectos de resistencia, nuestros horizontes de emancipación y, sobre todo, nuestras preocupaciones en torno a los cuidados.
«y si cuidar no fuera capricho moral fuera pura condición vital» María Arnal y Marcel Bagués
(Aviso urgente para los recién llegados, notas para los caducos y besos para las perennes…)
1 El CEDALL, es un centro de documentación destinado principalmente a la difusión de la historia del movimiento libertario y antiautoritario del estado español. Quien nos conoce desde hace cierto tiempo o quizás nos consulte en un futuro es consciente de los materiales de información histórica que ofrecemos a los curiosos e interesados en la extensa historia del anarquismo ibérico español durante los siglos XIX y XX.
Un mes antes de la destrucción generada por una DANA en varios municipios de la Comunidad Valenciana, Andalucía y Castilla-La Mancha, el paso del huracán Helene y su choque con otra tormenta en las montañas del sur de los Apalaches, en Estados Unidos, generó varios días de lluvias torrenciales que derivaron en una catástrofe que arrasó toda la región: movimientos de tierras, cientos de sistemas municipales de agua y alcantarillados dañados, miles de kilómetros de carreteras intransitables, miles de casas destruidas y cientos de muertos en seis estados diferentes. Un escenario que nos resulta familiar, que nos trae de vuelta imágenes de una tragedia más cercana espacialmente, pero igual de desoladora. En este sentido, creemos que las aportaciones realizadas por diversos colectivos e individualidades sobre cómo afrontaron desde la base la catástrofe que acompañó al huracán Helene pueden ser muy enriquecedoras, pues cómo señalan desde el colectivo editorial de CrimethInc, que publican uno de estos textos, ‘en un momento en que la desinformación, el aumento del autoritarismo y las catástrofes exacerbadas por el cambio climático producido industrialmente están creando un bucle de retroalimentación de crisis cada vez mayores, es crucial entender la respuesta a las catástrofes como una parte integral de la defensa de la comunidad y elaborar estrategias sobre cómo esto puede desempeñar un papel en los movimientos de liberación’.
Resulta curioso que, si bien existe una manera de observar la historia del anarquismo en la que está claro que es una corriente socialista, los primeros anarquistas no dudaban en hacer suyos a autores que, tal vez, hoy consideraríamos más cerca del liberalismo (si bien, su crítica furibunda al Estado y a cualquier forma de dominación o, lo que es lo mismo, su naturaleza antiautoritaria se hace muy atractiva). Hay que considerar al anarquismo mucho más que un tipo de socialismo o colectivismo, una especie de filosofía vital que busca la emancipación en todos los ámbitos de la vida y el desarrollo de los valores más nobles del ser humano; por su propia idiosincrasia hace que tenga necesariamente que apostar por un modelo social y económico cooperativo y por dar predominancia a la solidaridad por enciman de cualquier otro valor.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general