He recibido un llamamiento de unos queridos compañeros y amigos, de cara a participar en la fundación de una organización no reformista que sea coherente con los principios libertarios. La defensa de los Principios –al parecer–, es de una importancia muy importante, y conocedores de que yo me los sé de memoria, me instan con buena voluntad a que me una a ellos. Seguir leyendo Secesiones y rupturas
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Socialismo y libertad
Hablar de socialismo a estas alturas en la jerga política, es algo que no conlleva una transformación social verdadera. Voy a obviar las dos corrientes estatalistas del socialismo, el llamado «socialismo real», que conllevó desastrosas consecuencias, y la socialdemocracia, o «cara amable» de un siempre dañino capitalismo (al que algunos solo se le ven sus males, como a ciertas enfermedades, cuando afecta al bienestar del primer mundo).
Carta de Amiens
Entre los días 8 y 16 de octubre de 1906 se celebró en la ciudad francesa de Amiens el XV Congreso Nacional de la Confédération Générale du Travail. La CGT francesa era una organización sindical fundada en Limoges en septiembre de 1895, en la que ejercían una destacada influencia los anarquistas, entre los que destacaba Fernand Pelloutier, inspirador en 1892 de las Bourses du Travail. Esa orientación se puso de manifiesto en 1906, cuando el citado congreso aprobó una resolución, conocida popularmente como Charte d’Amiens (Carta de Amiens), que sentaba los principios del sindicalismo revolucionario de inspiración anarquista: el anarcosindicalismo. Animadas por estos mismos principios, en diciembre de 1922, organizaciones sindicales europeas y americanas reconstruyeron en Berlín la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), continuadora de la Primera Internacional bakuninista.
¿Anarquismo o barbarie?
El desarrollo económico, técnico y del saber del mundo ha roto, en el mundo en el que vivimos, las morales y las ideologías dejando a los humanos en “pelota” doctrinal. En situaciones de crisis como esta, por comodidad y urgencia, se suele recurrir a doctrinas que están en la buhardilla de los modos de pensar envejecidos. Y por eso aparece hoy en día de nuevo, en los medios intelectuales, la solución nihilista. Que al negar los valores en general parece que explica lo acaecido, cuando en realidad únicamente ofrece un relativismo que llega, al negarse a analizar críticamente el mundo, a una parálisis progresiva de la acción que sobre el mundo podríamos ejercer. El nihilismo actual, heredero del de Nietzsche a través, entre otros, de Foucault, es una vía, la más fácil y casi natural (pues es un dejarse ir) de ocultar la estructura de la sociedad actual y así evitar el tener que proponer una vida nueva que contrarreste eficazmente, término este muy odiado por estos relativistas, los efectos nefastos de esta sociedad.
El nihilismo de hoy está convirtiendo a algunos anarcos en anarco-plañideras, que se limitan a denunciar el mal, ya que esta cuasi-doctrina considera el Poder como algo invencible ante el cual sólo queda el recurso del gemido. El miedo ante ese Poder, que ellos magnifican, les hace olvidar los intereses comunes y “resuelven” sus problemas en oraciones breves y fervorosas, en jaculatorias sollozantes. La anarquía puede quedar reducida a un simple “Muro de las lamentaciones” donde se dan cita, para llorar, los neo-nihilistas de ahora. Todo quedará en gritos y llantos.
El mal, en lugar de localizarlo en el mundo real que nos rodea, se cristaliza en conceptos a los que se concede un estatuto de realidad. Es que este fundir en uno el nombre y la cosa nombrada ha sido una característica del nihilismo desde siempre. Se llega así a un “intelectualismo” que gusta por lo fino que es, ya que con él podemos jugar “in mente” con los conceptos-problemas, sin necesidad de mancharse las manos ni sudar.
Dice Bookchin que su inquietud hoy, no reside en la ausencia de garantías de que aparecerá una sociedad libertaria sino en “si alguna vez de luchará por ella”, en un período tan desesperado y decadente. El sólo maldecir el mal que se nos hace, sin oponer una resistencia activa, conduce, querámoslo o no, a pedir un “salvador”, alguien que nos “dé la libertad”. Pero lo que los anarquistas querían era, precisamente, la supresión de las donaciones.
Hay que luchar por nosotros, no llorar por nosotros.
Antonio López Campillo
Prólogo al libro Historia, civilización y progreso, de Murray Bookchin
El anarquismo en la relaciones internacionales
Para explicar por qué un Estado (país o gobierno) hace aquello o lo otro, a nivel internacional, los analistas internacionales recurren a diversas teorías o paradigmas.
En relaciones internacionales, se suele afirmar que el sistema internacional es anárquico dado que no existe un gobierno mundial Seguir leyendo El anarquismo en la relaciones internacionales
El anarquismo y la propiedad
¿Qué quiso decir Proudhon con su conocida frase «La propiedad es el robo»? ¿Cómo contempla el anarquismo la cuestión de la propiedad? Incluso ateniéndonos a un anarquismo decimonónico, la respuesta no es ni debe ser dogmática.
El anarquismo nació como una corriente socialista que no consideraba dispensable la libertad, proponía la colectivización de los Seguir leyendo El anarquismo y la propiedad
Análisis post-electorales
Resulta que se están devanando los sesos, pensando qué decir. ¿A dónde fueron los votantes de Podemos? A la abstención parece ser. ¿Y por qué tomaron esa funesta decisión?
Lo primero, la maldición. Desde que nació Izquierda Unida tras la debacle del PCE de los ochenta, ha arrastrado un cenizo que te cagas. No importa cuán interesante haya sido su programa, nunca fue capaz Seguir leyendo Análisis post-electorales
Rafael Cid: «Hay que disociar los movimientos que han nacido de la horizontalidad de los partidos que pudieran prometer un asalto al poder»
Rafael Cid es periodista, analista político y uno de los pensadores anarquistas actuales. Fue jefe de redacción de la revista Cambio 16 y miembro del equipo de investigación del diario El País. Premio Ortega y Gasset de periodismo, en la actualidad escribe en diferentes medios alternativos ligados a los movimientos sociales y al activismo ciudadano. Conferenciante, es asiduo colaborador del periódico Rojo y Negro y de Radio Klara, además de prologuista del libro La ficción democrática (La Linterna Sorda, Madrid 2013). Seguir leyendo Rafael Cid: «Hay que disociar los movimientos que han nacido de la horizontalidad de los partidos que pudieran prometer un asalto al poder»