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Apuntes sobre periodismo

El arraigo de la revolución en un pueblo se comprueba en la cantidad de sus periódicos. Ellos son el alma de ella; le toman todos sus juegos, los amargos y los dulces, y los graban, los esculpen, los estampan. Y sí aparecen después, violentos y desparejos, fatales y esperanzados.
Así hay que amarlos. Pequeñitos, mal escritos, peor impresos, como sean, pensemos que son, no más, golpes de hacha contra el muro; clamores de libertad dentro de los calabozos. Las rebeliones del pueblo.
Miremos a ellos y no a los burgueses.
Rodolfo Gonzalez Pacheco

Toda la crítica del viejo mundo se ha hecho con el lenguaje de ese mundo y sin embargo contra él, y por lo tanto, en un lenguaje otro. Toda teoría revolucionaria ha tenido que inventar sus propias palabras, destruir el sentido dominante de otras, y aportar nuevas situaciones al “mundo de las significaciones” que correspondan a la nueva realidad en gestación y que hay que liberar del revoltijo dominante.
Internacional Situacionista

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ACRACIA ANARQUISMO NIHILISMO

Patriotas molestos

Hace unos días, y esto es una anécdota rigurosamente cierta, me encontraba tomando algo en una terraza con mi padre y fue inevitable que un locuaz peluquero, conocido de mi progenitor, se acercara para darnos la chapa. Si menciono la profesión del susodicho, no es porque sea determinante en la historia, sino porque su lugar de trabajo se encuentra a escasos metros de la terraza en Sigue leyendo

Educacion-Pedagogia-Libertaria-Violencia-Anarquismo-Acracia

Aprendizaje en tiempos de confinamiento, una mirada anarquista

Estos pensamientos que volcamos ante vuestra lectura son el resultado de conversaciones y fugas que la vida cotidiana ha ido trazando en el transcurso del encierro que hemos sufrido y, aunque en diferente medida, aún sufrimos. Es, por tanto, que debéis tomarlos de esta manera, libres e improvisados al igual que la naturaleza misma cuando crece exuberante y sin límite, pero no por Sigue leyendo

Anarquismo y República en España

El concepto de República, si bien tiene una importancia histórica innegable, no resulta tan claro en la actualidad. En un principio, se trata de lo contrario de la monarquía, equivale a la democracia en el sentido de considerar la gestión del Estado cosa de todos los ciudadanos(1); más adelante, veremos la falacia de tal asunto según la visión libertaria. La realidad es que, con el paso del tiempo, el concepto de república ha encubierto toda suerte de sistemas autoritarios en algunos de los cuales ni siquiera aparecía garantizada la democracia electiva. En cuanto a la monarquía, no debería ser necesario aclarar que resulta intolerable para cualquier persona con la mínima sensibilidad democrática, ya que se trata de la forma más elevada de aristocracia familiar; un intolerable vestigio del pasado que, sin embargo, se muestra en la actualidad en algunas países como una mera clase parasitaria, si bien asumiendo la jefatura de Estado, que tolera una democracia formal. Hoy en día, una u otra forma de Estado, monarquía o república, encubre una forma de dominación utilizando la ilusión de la democracia representativa.

Los anarquistas, desde los inicios en el siglo XIX, denunciaron my pronto la falsedad democrática que podía suponer la llegada de la República. Así, la breve Primera República española (1873-1874) encubrió en numerosos casos nuevos formas de dominación y el consecuente sufrimiento de la clase trabajadora; muy pronto los partidos republicanos se acomodaron a la nueva situación y nada harían por cambiar el orden establecido, tal y como denunciaron los libertarios; en algunos lugares, el pueblo, agotada su paciencia, trató de llevar a la práctica las promesas incumplidas de sus dirigentes y repartió las tierras abandonadas de latifundio2. Huelga decir que el gobierno restableció el orden utilizando los mismos medios de antaño y los problemas sociales permanecieron intactos. El momento previo a la proclamación de la República suponía unas condiciones insoportables para la clase trabajadora (falta de trabajo, jornales insuficientes, trabajo infantil, vejaciones para mujer…), lo que dio lugar a numerosos disturbios extendidos por todo el país y una crisis política, que concluyó con la abdicación del rey Amadeo de Saboya y la proclamación del nuevo régimen. Los internacionalistas españoles, organizados en la Federación Regional Española (FRE), núcleo originario del anarquismo español, reconocieron el cambio inesperado en el mundo político, pero alertaron de que «la república es el último baluarte de la burguesía»; era preciso, según los anarquistas, acabar con toda dominación y caminar hacia una «libre federación universal de libres asociaciones obreras, agrícolas e industriales»3. Ya la revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que derrocó a Isabel II e inició el llamado sexenio democrático, puede considerarse un punto de ruptura para el anarquismo español. En ese momento, arraiga el internacionalismo bakuninista en una clase trabajadora que había tenido cierta militancia en el republicanismo federal, y se adopta una coherente estrategia con tres puntos fundamentales: ruptura con los partidos políticos, definitiva desilusión con el sistema republicano y negativa a formar parte de las elecciones4.

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Instituciones obsoletas

Ante la previsible caída (y constatada huída, en un ejercicio propio de la ‘ficción’ creada por mis admirados Azcona y  Berlanga) del monarca emérito, ese prohombre que ‘trajo’ la democracia a este inefable paìs, resulta repulsiva, a la par que inquietante, la defensa que algunos todavía hacen de su figura sin el menor asomo de vergüenza. «Es posible que cobrara comisiones, pero trajo mucho dinero a este país”, he escuchado hoy mismo por casualidad en cierto medio televisivo (que rima también con repulsivo). Claro que si el mismo tipo que está al frente Gobierno, ese que preside un partido que todavía se autodenomina socialista, apuntala a la monarquía afirmando que “se juzga a las personas y no a las instituciones”, pues qué podemos esperar. Solo sus socios gubernamentales, los que creo que todavía se llaman Unidas Podemos, mantienen una postura aparentemente crítica con el sistema, veremos por cuánto tiempo. Sin embargo, el hecho de que el rey Juan Carlos haya resultado un corrupto en lo económico, y no solo en lo moral como corresponde a todos los de su especie, no debería resultar tan sorprendente para todo el que tenga la conciencia y el cerebro bien oxigenados. Al fin y al cabo, los libertarios somos conscientes de que el Estado, cualquier forma de Estado, supone un saqueo constante. Sigue leyendo

Quemando Arcas: un año de represión al anarquismo

Hace algo más de un año publicamos una escueta noticia titulada «Vuelve el fantasma del terrorismo anarquista» en la que informamos sobre la última operación antiterrorista que se había llevado a cabo contra el terrorismo anarquista: en ella explicamos que en la madrugada del 13 de mayo de 2019 dos compañeras anarquistas fueron detenidas y trasladadas a la Audiencia Naciona Sigue leyendo

Guerra al Agua: ¡Agua para Rojava!

La guerra nunca ha terminado para los pueblos del norte de Siria. Esta guerra ha tenido multitud de fases y frentes. El último año la mayor amenaza ha sido la invasión y ocupación de territorio de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) por parte del ejército turco en alianza con fuerzas yihadistas reagrupadas de los restos de ISIS y las distintas facciones existentes Sigue leyendo

Historias

Uno mantiene, a pesar de las evidencias en contra, la ilusión «libertaria» de que el conocimiento, si no completamente, al menos puede ayudar a un cambio de conciencia en aras de la emancipación social o, al menos, por no ser tan pomposos ni ambiciosos, de una mejora mínimamente razonable de las cosas. Sin embargo, como he apuntado, hay motivos para la desesperanza observando esa panda de borregos sin remedio que a veces somos los humanos. Y no lo digo por el tópico de que en este inefable país apenas se lee, que debe ser cierto para gran parte de la población, sino también por lo que leemos y cómo lo leemos. Por lógica, cuanto más conservadora es una persona, más la cuesta revisar sus creencias, por mucho que lea, y desgraciadamente es un mal que afecta a todas las variantes del espectro ideológico, no solo a la derecha. No obstante, por supuesto, en el facherío puede ser más evidente esta tendencia. Un ejemplo reciente es el libro, del nada sospechoso de progresismo Henry Kamen, La invención de España, subtitulado muy apropiadamente Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española. Sigue leyendo